martes, 16 de diciembre de 2008
Reclamación en la Oficina de Consumo (3)
En uno de los apartados de dicho informe, el señor arquitecto venía poco menos que a “ningunear” a los propietarios, pues para probar los defectos que denunciábamos en nuestra reclamación, en vez de aportar un informe redactado por un “técnico competente” (como si nos sobrara el dinero para contratar a un perito en una reclamación de consumo), aportábamos una serie de fotografías (a no ser que pretendiera que para probar la existencia de manchas de humedad, aportáramos un trozo de tabique).
En fin, que el señor arquitecto, en su informe “no visado”, venía a concluir que:
- no quedaba probado que las fotografías acompañadas a nuestra reclamación fueran de los defectos descritos. Hombre, esto me hizo dudar un poco; pensé que lo mismo, y dado el estado de “trastorno mental transitorio” en el que me encontraba debido a los cabreos que me había causado la promotora, en vez de aportar las fotos de las viviendas, había aportado las fotos de la primera comunión de Paquirrín. Eché un vistazo a la copia de la reclamación y comprobé que efectivamente había aportado las fotos de los defectos.
- la mayoría de los defectos habían sido subsanados. Desconozco como llegó a tal conclusión este “técnico competente”, pues el tío no apareció por casa en ninguna ocasión para comprobar la “subsanación” a la que aludía.
- la mayoría de los defectos respondían al mal o indebido uso de la vivienda por parte de los propietarios. Pues si llegamos a saber que las persianas se desajustan por subirlas o bajarlas, que las puertas rozan en el suelo por abrirlas y cerrarlas, que los radiadores se desprenden de la pared por encenderlos, o la barandilla se mueve al tocarla, nos hubiéramos ahorrado una buena pasta, pues en vez de ponerlas, habríamos pedido que nos las hubieran pintado. Aún así, seguro que también habrían dado fallos.
Finalmente, este señor venía a decir que como los defectos estéticos no suponen ningún peligro para el uso de la edificación, no tenían por qué ser reparados. ¡Pues menudo chollo que tiene que ser este tío para cualquier vendedor!; seguro que cuando vaya a comprar un coche, por ejemplo, no le importará que el mismo tenga un buen rayazo en el capó.
En resumen, una prueba muy convincente la aportada por nuestros promotores: un informe elaborado por su arquitecto, persona tan interesada como ellos en desmentir nuestras reclamaciones, pues en su calidad de agente que intervino en el proceso de edificación, responde también de los daños y desperfectos de la vivienda.
domingo, 14 de diciembre de 2008
Reclamación en la Oficina de Consumo (2)
domingo, 30 de noviembre de 2008
Reclamación en la Oficina de Consumo (1)
domingo, 9 de noviembre de 2008
El Libro de mi edificio
domingo, 26 de octubre de 2008
¿Y quien arregla ahora las chapuzas?
Esta es la contestación que recibí de la constructora al último de los burofaxes que le remití (con el dinero que me he dejado en los dichosos burofaxes bien hubiera podido dar la entrada para otra casa).
Como ya he relatado en entradas anteriores, la constructora me propuso un "arreglo amistoso", en el sentido de que reconocía la existencia de desperfectos en mi vivienda y les daba una solución (o mejor dicho, les daba "su solución"), con la condición de que si volvía a aparecer algún otro defecto más en mi casa, se los fuera a reclamar al tío que tiene el puesto de castañas asadas en la plaza del pueblo, porque ellos ya no iban a responder.
Pues bien, a pesar de que rechacé y no firmé su propuesta de "escaqueo" amistoso, la constructora, en un alarde de "buena voluntad", me envió a su personal más cualificado para reparar los desperfectos:
- al albañil de la escalera y del bote de silicona para sellar las grietas (las grietas ahí siguen, pero por lo menos me ha servido para hacer una adaptación de la adivinanza esa que dice ¿en qué se parece un albañil a un bote de silicona y a una escalera?: el albañil y el bote de silicona en nada, y la escalera es para despistar).
- a dos tipos bombeando espuma de poliuretano desde un camión grúa de los que usan los electricistas para cambiar las bombillas del alumbrado público. En lugar de colocar un andamio en el solar colindante, que hubiera sido lo más sensato, aparcaron el camión grúa en la calle y desde allí proyectaron la espuma como pudieron y hasta donde dio de sí la grúa. Resultado: al final cayó más espuma de poliuretano en el patio trasero de la casa que en la pared, de modo que el aislante que me proyectaron tiene la misma capacidad para repeler la humedad que las servilletas de los bares.
- finalmente, un carpintero vino a revisarnos las puertas: nos dijo que dejarían de rozar con el suelo en cuanto encendieramos la calefacción, ya que con el frío las puertas se hinchan, así que no era necesario cepillarlas. Claro, que me va a salir más barato quitar las puertas que tener encedidos todos los radiadores de la casa durante el invierno. En cuanto a un par de molduras que estaban mal encajadas, como el hombre no traía el compresor para la pistola de clavos, decidió también recurrir a la silicona para "disimular" el hueco que quedaba entre la moldura y la pared (con tanta silicona ya no sé si la casa nos la ha construido una empresa de construcción o los de Corporación Dermoestética).
En resumen: la casa sigue teniendo humedades (cada vez que llueve sale una nueva gotera; la pared del salón tiene ya tantas manchas de humedad que bien pudieran pasar por pinturas rupestres como las de las cuevas de Altamira, si no fuera porque una de ellas parece la silueta de Manolo el del Bombo); las puertas siguen rozando en el suelo; las ventanas siguen produciendo charcos de condensación...
Claro que, como dice el abogado de la constructora que algunos de los defectos que indico "son ajenos a la actuación de su mandante", habrá que responsabilizar de ellos a las inclemencias del tiempo. Así que, si la constructora "no tiene obligación de responder"... ¿a quien demandamos? ¿al hombre del tiempo?. Lo malo es que ahora tampoco se va querer hacer cargo de las reparaciones Jose Antonio Maldonado, ya que seguro que alega que está exento de responsabilidad por prejubilación.
viernes, 17 de octubre de 2008
Respuesta al Burofax
La cosa ya cambió cuando llegué al apartado de “Acuerdan”. Al principio me alegré, pues parecía que por fin la constructora daba la cara, reconocía sus errores y se comprometía a arreglar los defectos de la vivienda. Pero el color de cara me cambió cuando comencé a leer el punto segundo, en el que mi aceptación al ofrecimiento de arreglo amistoso de la constructora conllevaba que mi casa ya quedaba “en perfecto estado” y que, por tanto, no volvería a realizar en el futuro ninguna otra reclamación. O lo que es lo mismo: si firmaba su propuesta, me iban a hacer un arreglo chapucero (en su línea), con cuatro “parches” de silicona, y si a los cuatro días volvían a aparecer los defectos, pues que me buscara la vida. Mi primera reacción fue llamar a la constructora y decirle que, puestos a poner cláusulas abusivas, añadieran un tercer punto, en virtud del cual, “al aceptar el ofrecimiento, yo reconocía expresamente que soy el asesino de Kennedy”.
Lógicamente, esta propuesta de “arreglo amistoso” no la firmé, pero me puede venir de perlas para el juicio.
miércoles, 15 de octubre de 2008
Mi reclamación por burofax
Siempre que comunicaba de palabra los defectos y desperfectos advertidos, la promotora estaba dispuesta a repararlos, diciendo que mañana enviaría a éste, a aquél… pero pasaban los días y por ahí no aparecía “ni Paco el churrero”. Y al final pasa lo que pasa: que uno se acaba mosqueando. Que te das cuenta de que los listos de la promotora lo que pretenden es que pasen los plazos de la garantía para que luego no puedas reclamarles. Y claro, si sólo has reclamado de palabra, a ver como demuestras luego que has hecho esa reclamación dentro del plazo de garantía.
Por eso me recomendaron hacer una lista con todos los defectos y anomalías detectadas, y comunicárselo a la Promotora vía burofax certificado con acuse de recibo. Y ello porque si la reclamación finalmente tiene que seguirse por vía judicial, es necesario acreditar que dichos defectos y anomalías han aparecido dentro del periodo de garantía. Y ese es precisamente el fin del burofax: comunicar fehacientemente al Promotor la existencia del defecto, para darle la oportunidad de repararlo voluntariamente, pero sobre todo dejar constancia de que el defecto ha aparecido dentro del periodo de garantía que le corresponde.
sábado, 11 de octubre de 2008
Ventanas que silban
Subimos hacia el dormitorio, de donde provenía el ruido, armados con lo primero que pillamos en el salón por si había que defenderse: mi mujer con un cenicero y yo con el gato. Tras ese rato de tensión que pasamos y después de registrar el dormitorio sin que afortunadamente encontraramos a nadie en él, descubrimos el origen de los silbidos: el aire del exterior entraba a través de la puerta del balcón. Lo gracioso es que la puerta estaba cerrada. Por lo visto, los encargados de la carpintería metálica, por no ser menos que el resto de operarios que pasaron por nuestra casa, también dejaron su “sello”, y ajustaron puertas y ventanas “a su manera“. La verdad es que al principio, eso de que cada vez que hacía un poco de aire la puerta del balcón silbaba, era curioso, incluso divertido: a veces trataba de adivinar la canción que silbaba, incluso he llegado a hacerle los coros. Pero en vista de que esto se hacía ya un poco pesado -sobre todo cuando tienes que dormir-, no tuvimos más remedio que “molestar” a la constructora y comunicarle el hecho. Como siempre, éstos tienen soluciones para todo; nos vinieron a decir, literalmente, que “cuando haga aire, no subáis la persiana”. ¡Menudos cerebros ha dejado escapar la NASA! Sólo les faltó darme un remedio casero infalible contra mi alergia al polen: “cuando llegue la primavera, no respires“.
Les contestamos cortésmente que de buena gana bajaríamos la persiana, si no fuera porque hay un inconveniente: la persiana no baja. Y es que la mayoría de los tiradores de las persianas de nuestra casa están de adorno, puesto que rara es la persiana que no hay que empujarla hacia abajo desde el exterior con la mano para logar que baje. Parece ser, según nos comentó un entendido en carpintería metálica, que al echar el monocapa de la fachada, hicieron presión en los cajones de las persianas, y eso impide que bajen correctamente.
Por cierto, en la parte inferior de la fotografía se aprecia lo bien que nos remataron el rodapié situado a lo largo de la puerta del balcón. Supongo que se quedarían sin adhesivo y estas baldosas las pegaron con saliva.
Lo dicho: ¡unos genios!
martes, 16 de septiembre de 2008
El grifo
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Una de grietas
Tras dejarnos clara la causa de la aparición de las grietas y tranquilizarnos de que la casa no se iba a caer (ahí tenía yo mis dudas), le pedimos que nos solucionara ese defecto, pues las grietas eran muy visibles y antiestéticas.
Tras un largo periodo de ardua labor de investigación y estudio de nuestro problema, la promotora parece ser que dio con una solución, y nos avisó de que enviaría al personal más cualificado para la reparación. A los pocos días apareció por casa un albañil con una escalera y un bote de silicona. En poco más de un cuarto de hora liquidó el problema.
Como es lógico, después de este “apaño”, nos pusimos en contacto de nuevo con la constructora. Les preguntamos que por qué habían hecho esa inversión y ese despliegue de medios tan grande para tapar las grietas, cuando con un poco de “tesafilm” hubiera bastado para sellarlas. Respondieron que lo que habían aplicado era una resina sellante “super-resistente”, que era lo último en el mercado, y que con eso bastaría.
Supongo que dentro de 2.000 años, cuando un grupo de arqueólogos descubra las ruinas del pueblo en el que vivo, se quedarán sorprendidos de lo bien que se han conservado los aleros de una de las casas, se preguntarán qué técnicas utilizarían para que al cabo del tiempo se haya conservado tan bien, y llegarán a la conclusión de que los que la construyeron eran unos genios adelantados a su tiempo. O más bien no.
sábado, 23 de agosto de 2008
Clases de defectos y sus garantías
Conforme se desprende del artículo 17 de la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación, se pueden distinguir 3 clases de defectos:
1. Vicios o defectos leves: Se trata de vicios o defectos que afectan a elementos de terminación o acabado de las obras. Suelen ser apreciables a simple vista. Son defectos que joroban al usuario, pero de fácil solución y de bajo coste de reparación para los promotores, por lo que en principio, suelen estar dispuesto a arreglarlos. Ejemplos de ello son: problemas con la pintura en paredes y techos (desconchado, desprendimientos o mala aplicación de la pintura); fallos en la carpintería interior (las puertas y armarios no cierran o cierran mal, arañazos o mala aplicación del barnizado en parqué y puertas); fallos de alicatado; etc. El plazo para reclamar este tipo de daños es de 1 año, a contar desde que nos entreguen la vivienda.
2. Vicios o defectos graves: Se trata de vicios o defectos de construcción que afectan a la habitabilidad del edificio. Suelen consistir en falta del debido aislamiento térmico (lo que provoca la entrada del frío en la vivienda y el consiguiente gasto de energía); ruidos (por una incorrecta instalación de los aislamientos de la vivienda o por la construcción de tabiques de un grosor más delgado de lo necesario); humedades (debido a la falta de aislamiento térmico, al defectuoso sellado e impermeabilización de la vivienda); fisuras (por dilataciones térmicas, mala calidad de los materiales, asentamientos); etc. Estos defectos suelen descubrirse con posterioridad a la entrega de la vivienda, ya que suelen aparecer a los cuantos meses de terminada la obra. Se trata de defectos que, por lo general, son de difícil y costosa reparación, por lo que los promotores suelen engañar a los propietarios diciéndoles que “no pasa nada”, que “es normal”, que “eso desparece con el tiempo”, etc, o bien les dan largas a sabiendas de que la mayoría de los perjudicados terminan por resignarse y aburrirse y no suelen demandar. El plazo para reclamar esta clase de defectos es de 3 años, a contar desde la entrega de la vivienda.
3. Vicios o defectos muy graves: Son vicios o defectos que afectan a la cimentación, los soportes, las vigas, los forjados, los muros de carga, etc, y que pueden afectar a la resistencia y estabilidad del edificio. Es decir, son defectos “ruinógenos”, que pueden hacer que la casa se nos caiga encima, literalmente. El plazo para reclamar estos defectos es de 10 años, contados a partir de la entrega de la vivienda.
jueves, 21 de agosto de 2008
Humedades
Observando las fotografías, a primera vista se diría que se ha obrado un milagro, y que las ventanas de los dormitorios lloran. Fue el pasado invierno cuando se produjo este curioso fenómeno. Mi primera idea fue poner este hecho en conocimiento de Iker Jiménez (incluso me había comprado ya una camisa para salir guapo cuando me entrevistara en Cuarto Milenio), pero mi mujer me disuadió, así que al final optamos por consultarlo primero con un arquitecto.
Éste me hizo ver que más que un fenómeno paranormal, se trataba de una chapuza más de la constructora, debido a la falta del debido aislamiento térmico y a la baja calidad de las ventanas que nos habían colocado (descartando la falta de ventilación, pues las habitaciones se ventilan diariamente). Por eso, cuando la temperatura exterior es baja, se producen condensaciones que hacen que aparezcan esas humedades.
Así pues, dado que la promotora se niega a solucionar estos defectos, y en tanto se dan las condiciones propicias para que crezca moho y otros hongos, pienso aprovechar esas humedades para cultivar champiñones, sin olvidarme de enviar las mejores remesas a los promotores. Para que luego digan que soy rencoroso.
jueves, 14 de agosto de 2008
Tercera Pifia: Pared exterior sin aislante térmico.
El aislamiento mantiene, pues, la comodidad y ahorra energía, que es un beneficio para el medioambiente (bueno, y por qué no decirlo, para el bolsillo, al precio que está la luz hoy día).
Pues bien, parece ser que todo esto no fue tenido en cuenta por nuestra constructora. En la primera lluvia que cayó desde que entramos a vivir en nuestra nueva casa, comenzaron a aparecer goteras en uno de los tabiques, justo el que está al descubierto por el exterior y no linda con otra vivienda. Tanto mi padre como mi amigo aparejador, con unos simples golpes en el tabique, me confirmaron que no había cámara de aire; pues de haber existido la misma, los golpes hubieran sonado a hueco.
Comentamos el hecho a la promotora, quien nos contestó que “eso no podía ser”, “que existía una cámara de aire en ese tabique”, que “eso venía en el proyecto”. Pero el caso es que cada vez que caían cuatro gotas, volvía a aparecer una nueva gotera (y gracias que en La Mancha no llueve mucho, si no la pared ya se habría deshecho).
Al final, la promotora se dignó a enviar al arquitecto (mediando burofax por medio, con amenaza de demanda), quien en un informe reconoció la “falta de aislamiento térmico” de ese muro, y nos propuso dos soluciones: o se construía la mencionada cámara de aire o nos aplicaban una especie de aislante proyectado por el exterior de la pared. Dado que la primera de las soluciones resultaba muy costosa tanto para la empresa (económicamente) como para nosotros (muy molesta, pues obligaba a quitar muebles –incluidos los de la cocina- y a marcharnos hasta que la obra no estuviera terminada), acordamos que nos aplicaran el aislante proyectado, condicionándolo a que fuera efectivo y no volvieran a aparecer nuevas humedades, ya que de lo contrario tendrían que construirnos la cámara de aire.
Pues bien, a pesar de ello, la promotora parece ser que nos tomó por tontos y para callarnos la boca, y al paso para ahorrarse en costes, nos arregló el tema del aislante “a su manera”, ya que:
- Según el informe del arquitecto, previamente a aplicar la espuma de poliuretano (joer, que palabro), debían aplicar un enfoscado de cemento para alisar el existente y tapar las fisuras. Según la promotora, no era necesario ese enfoscado, ya que bastaba con la espuma.
-Según el informe del arquitecto, el espesor del aislante proyectado debía ser de 4 cm; la espuma que me proyectaron llegó como mucho, y sólo en alguna zona, a 2 cm (siendo generosos).
-Según el informe del arquitecto, una vez proyectada la espuma de poliuretano, se aplicaría sobre el mismo una especie de pintura impermeabilizante; según la promotora, se aplicó esa pintura, lo que pasa que es “transparente y por eso no se nota”. Debieron ser también “transparentes” los operarios que se encargaron de aplicar la pintura, porque tampoco notamos su presencia.
El caso es que después de este arreglo chapucero, la cosa sigue igual: cada vez que llueve se nos filtra el agua y ahí tenemos la humedad en la pared.
Segunda pifia: Fuga de agua en una tubería
Llamamos inmediatamente a la constructora, quien nos “tranquilizó” diciendo que “ya mandaría a un fontanero”, “que no podía enviarlo ese mismo día ya que era viernes”, así que, por lo menos “hasta el lunes no podría venir a verlo”.
Gracias a nuestra gran pericia en el arte de la negociación (nos habíamos quedado con la cara de la representante de la constructora y sabíamos dónde vivía y cuál era su coche), conseguimos que esa misma tarde nos enviara no sólo un fontanero, sino también un albañil.
Ya que la mancha de humedad había sido descubierta antes por nuestros vecinos, supusimos que había aparecido antes en su pared, lo que nos llevó a la conclusión de que la fuga de agua causante de dicha humedad pudiera provenir de su vivienda, así que el albañil comenzó a picar en su pared. Después de abrir un boquete, apareció el tubo de la bajante del baño de la planta de arriba, que “aparentemente” estaba bien. Digo “aparentemente” porque faltaba mirar por el otro lado del tuvo, es decir, el que daba a nuestra pared. Así que al final no nos libramos tampoco del boquete, y ahí apareció el “pufo”: el tubo de la bajante del baño tenía un agujero por el cual se filtraba el agua, y de ahí las manchas de humedad.
Al parecer, al hacer la roza para el conducto de electricidad, algún obrero picó accidentalmente sobre el tubo de la bajante. Pero en vez de repararlo (como cualquiera con dos dedos de frente hubiera hecho), el constructor no quiso complicarse y dejó eso ahí a ver si con el tiempo se cerraba solo.
Así que nada, ahí nos tocó estar varios días con un “estético” boquete en la pared por el que asomaba el tubo de la bajante, hasta que al final “se acordaron” y fueron a taparlo y a pintar la pared.
A pesar de todo, me quedó un consuelo: que a esta gente le dio por dedicarse a la construcción y no a la cirugía.
domingo, 10 de agosto de 2008
¿Debo pagar la luz de obra?
Como continuación de la entrada anterior, publico la carta que me remitió el abogado de la Promotora, en la cual me reclamaba el pago de la luz de obra, advirtiéndome que de no pagarla en el plazo "improrrogable" que me concedía, se vería obligado a formular "las acciones legales pertinentes". Por razones obvias, he tachado algunos datos cuya publicación pudiera acarrearme algún que otro problemilla.
Debía suponer la Promotora que cuando leyera la carta de su abogado, me pondría a temblar y acudiría raudo y veloz (o como coloquialmente se dice, "cagando hostias") a ingresarle la cantidad reclamada, para que no me demandara.
A lo mejor es que el hambre de dinero les ciega, o son un poco "corticos" (creo que es lo segundo), pero no sé si se pararon a pensar que no pueden reclamar por vía judicial el pago del consumo de luz de obra, simple y llanamente porque el suministro de luz de obra a una vivienda ya a acabada (y habitada) es ilegal, por varios motivos:
1. El contador de luz de obra es, como su propio nombre indica, para ser usado exclusivamente en la obra. Por tanto, no se puede suministrar con él electricidad a las viviendas ya acabadas.
2. La Promotora no puede entregar una promoción de viviendas si no tiene los servicios de abastecimiento del edificio cubiertos (esto es, luz, agua, teléfono, etc.). Lo que no quiere decir que tenga que tener instalado el contador, pero si, al menos, los medios para poder contratarlos, es decir: la cédula de habitabilidad y el boletín del instalador en el caso del contador eléctrico. Además, el edificio ha de tener los servicios necesarios para poder contratarlos, como son la red de baja en el edificio, y la batería dada de alta para que la compañía suministradora pueda poner el contador sin mas inconvenientes.
3. Nadie tiene por qué pagar una factura que no viene a su nombre. No pueden exigirlo, ya que el contrato está a nombre de la Promotora.
En resumen, no pueden reclamarnos el pago de una cosa que es ilegal: el suministro de luz de obra a una vivienda terminada y habitada. Por poner un ejemplo, y salvando las distancias, es como si un camello demanda a un cliente porque no le ha pagado unos gramos de costo que le vendió.
De momento, han transcurrido unos 6 meses desde que finalizó el plazo "improrrogable" para pagar la luz de obra y de momento parece ser que no han ejercido ninguna acción legal. Veremos qué pasa.
Primera pifia: Luz de obra
viernes, 8 de agosto de 2008
De qué va esta página
Mi objetivo es plasmar mi experiencia (o mejor dicho, mi mala experiencia) con la empresa Promotora-Constructora de mi vivienda, y al mismo tiempo servir de ayuda, en la medida de lo posible, a otras personas que se encuentren en idéntica o similar situación a la mía y que no saben qué pasos dar ni adónde acudir.
Quizás las pifias y defectos que existen en mi vivienda en la actualidad (pues no descarto que con el tiempo aparezcan otros nuevos), a algunos les parezca una cuestión menor comparadas con las suyas, y posiblemente lo sean (sólo hay que ver las quejas que a diario aparecen en televisión sobre este asunto), pero como ha quedado dicho, mi única intención es tratar de compartir con otros mi experiencia con este tipo de problemas y servir de guía a todo aquél que no sepa qué hacer.Igualmente, animo a todos los posibles lectores a contar sus experiencias, a hacer sus comentarios y a preguntar sus dudas.
Un saludo.
Fer