martes, 16 de diciembre de 2008

Reclamación en la Oficina de Consumo (3)

Esta de aquí es la prueba “estrella” que la promotora-constructora se sacó de la manga para apoyar sus alegaciones ante la Oficina de Consumo. Se trata de las conclusiones emitidas por el arquitecto de las viviendas en el informe aportado por la promotora. No reproduzco el informe en su integridad para que no me metan un puro por vulneración de la propiedad intelectual (aunque dudo que en el diccionario, junto a la palabra “intelectual”, aparezca la foto de este arquitecto).
En uno de los apartados de dicho informe, el señor arquitecto venía poco menos que a “ningunear” a los propietarios, pues para probar los defectos que denunciábamos en nuestra reclamación, en vez de aportar un informe redactado por un “técnico competente” (como si nos sobrara el dinero para contratar a un perito en una reclamación de consumo), aportábamos una serie de fotografías (a no ser que pretendiera que para probar la existencia de manchas de humedad, aportáramos un trozo de tabique).
En fin, que el señor arquitecto, en su informe “no visado”, venía a concluir que:
- no quedaba probado que las fotografías acompañadas a nuestra reclamación fueran de los defectos descritos. Hombre, esto me hizo dudar un poco; pensé que lo mismo, y dado el estado de “trastorno mental transitorio” en el que me encontraba debido a los cabreos que me había causado la promotora, en vez de aportar las fotos de las viviendas, había aportado las fotos de la primera comunión de Paquirrín. Eché un vistazo a la copia de la reclamación y comprobé que efectivamente había aportado las fotos de los defectos.
- la mayoría de los defectos habían sido subsanados. Desconozco como llegó a tal conclusión este “técnico competente”, pues el tío no apareció por casa en ninguna ocasión para comprobar la “subsanación” a la que aludía.
- la mayoría de los defectos respondían al mal o indebido uso de la vivienda por parte de los propietarios. Pues si llegamos a saber que las persianas se desajustan por subirlas o bajarlas, que las puertas rozan en el suelo por abrirlas y cerrarlas, que los radiadores se desprenden de la pared por encenderlos, o la barandilla se mueve al tocarla, nos hubiéramos ahorrado una buena pasta, pues en vez de ponerlas, habríamos pedido que nos las hubieran pintado. Aún así, seguro que también habrían dado fallos.
Finalmente, este señor venía a decir que como los defectos estéticos no suponen ningún peligro para el uso de la edificación, no tenían por qué ser reparados. ¡Pues menudo chollo que tiene que ser este tío para cualquier vendedor!; seguro que cuando vaya a comprar un coche, por ejemplo, no le importará que el mismo tenga un buen rayazo en el capó.
En resumen, una prueba muy convincente la aportada por nuestros promotores: un informe elaborado por su arquitecto, persona tan interesada como ellos en desmentir nuestras reclamaciones, pues en su calidad de agente que intervino en el proceso de edificación, responde también de los daños y desperfectos de la vivienda.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Reclamación en la Oficina de Consumo (2)















He aquí los "medios de prueba" que aportó la promotora para apoyar su tesis de que las viviendas estaban en perfectas condiciones y que los defectos fueron causados por el mal uso de los propietarios. Se trata de una especie de "declaraciones juradas", si se les puede llamar de alguna forma, que fueron redactadas por la propia promotora y luego firmada por sus empleados. Por cierto, sobre la redacción de dichas declaraciones juradas tengo tres hipótesis:
1ª.- Fueron redactadas por el promotor, con prisas, en una servilleta de un bar;
2ª.- Fueron redactadas por un niño de 5 años;
3ª.- Fueron redactadas por un niño de 5 años, con prisas, en la servilleta de un bar.
De otra forma no se entiende la "coherencia" y el dominio de la gramática de la que hacen gala estas declaraciones, sobre todo en lo referido a los signos de puntuación. Ahora bien, todas estas carencias son suplidas por un gran alarde de imaginación, pues hay que ver que capacidad para inventar cuentos que tiene esta gente:
- el electricista sólo fue una vez por casa, sin previo aviso, y como es lógico, nos pilló fuera (vaya descuido el nuestro, salir de casa a visitar a nuestra familiar que acababa de dar a luz, cuando nuestra obligación era estar en casa, las 24 horas del día, los 365 días del año, por si al electricista "se le cruzaban los cables" -je,je, que bien traído-, y se le ocurría acudir a ver la instalación). Resultado: no podemos encender a la vez la vitro, el horno y una tostadora porque saltan los plomos, y eso que tenemos contratada una potencia de 10,39 kw. El día que queramos encender además dos radiadores, vamos a tener que contratar la misma potencia que un parque de atracciones.
- el pintor: es cierto que estuvo echando algún que otro remiendo, pero vino sólo un día, y no las "algunas cuatro veces" que dice. Podéis imaginar como estaba la casa para tener que realizar las reparaciones que especifica. Alguna de las paredes tenía más desniveles que Despeñaperros. Y la técnica antihumedad que utilizó supongo que consistió echarle el aliento a las paredes, porque las manchas de humedad no han desaparecido.
- el carpintero también se lució en la ocasión que estuvo por casa. Rara es la puerta que no roza con el suelo. Además, como no trajo la pistola de los clavos, no pudo darle un repasillo a los cercos de las puertas que estaban medio desclavados. Alguna que otra vez hemos pensado en utilizar los huecos de los cercos como trastero.
- finalmente el carpintero de aluminio, que intentó ajustar las persianas y al final desistió porque dijo que al echar el monocapa habían hecho presión sobre los cajones de las persianas, y por eso bajaban con dificultad. Y tanto. Muchas veces tenemos que sacar la mano por la ventana para tirar de las persianas hacia abajo, ya que si no, no hay quien las baje.
No sé si Consumo daría algún valor a estos medios de prueba, pues carecen de toda objetividad y fiabilidad que toda prueba debe tener. La constructura es la que les da trabajo a estos empleados y les paga. ¿A quien le van a dar la razón entonces?

domingo, 30 de noviembre de 2008

Reclamación en la Oficina de Consumo (1)


Después de haber intentado sin éxito el arreglo amistoso con la promotora-constructora para solucionar los defectos de la vivienda, tanto yo como el resto de mis vecinos decidimos dar el siguiente paso que recomienda cualquier guía de reclamación de defectos de construcción: dirigirnos a la Administración de Consumo.
Dicho y hecho. Redacté la correspondiente denuncia, detallando todos los defectos de las viviendas, es decir, los que ya he descrito en entradas anteriores, y lo presenté en la Delegación Provincial de Consumo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. No es que tenga nada en contra de las oficinas municipales de información al consumidor (o lo que es lo mismo, las oficinas de la OMIC), que seguro que en la mayoría de ellas trabaja gente muy preparada y competente. Pero en mi caso, y a la vista de que en este pueblo el funcionamiento de algunos de los servicios municipales deja mucho que desear (por no decir que ni siquiera existen), y por temor a que mi reclamación pudiera "extraviarse", me decidí por acudir a la Delegación Provincial. Y por qué no, pensé que si una empresa recibe una carta con el membrete de la Consejería de Sanidad y Consumo, se acojonaría más que si recibiera una de la OMIC.
Pues bien, admitida a trámite la reclamación, se dio traslado de la misma a la constructora para que formulara reclamaciones en el plazo de diez días.
La constructora, en su linea, más que alegaciones, lo que hizo fue decir disparates, que son las que he colgado arriba: que si las fotos que aportamos fueron anteriores a las "reparaciones" de los desperfectos que se supone que nos hicieron; que otros defectos eran "de minúscula entidad"; que las humedades eran achacables "al mal uso de la vivienda" (supongo que cada vez que llueva lo que tengo que hacer es ponerle un chubasquero a la casa, para que no me salgan goteras, aunque todavía no he encontrado uno de su talla). Además, como "prueba", aportaban una serie de declaraciones juradas de varios empleados así como un informe de su arquitecto, que serán objeto de análisis en otra entrada (pues son dignos de mención especial).
Además, tuvieron la cara dura de alegar que la denuncia venía a ser una especie de "rabieta" de los propietarios debido a la reclamación que nos hicieron de la luz de obra. Y de la entrega del libro del edificio, ni pío.
En lo que sí andaron listos fue en la alegación cuarta, en la que rechazaron acogerse al sistema arbitral de consumo, al "no existir problema que solucionar". Aunque más bien el motivo de no acogerse a dicho sistema era otro: El sistema arbitral de consumo tiene como finalidad atender y resolver, con carácter vinculante y ejecutivo para ambas partes, las quejas o reclamaciones de los consumidores. Y claro, la constructora sabía que llevaba las de perder, y que podía verse obligada a realizar las reparaciones. Por eso, rechazando el arbitraje, sólo dejaba abierta como última vía la judicial, lo que podía llevar a desmoralizarnos y hacernos desistir de nuesta reclamación, dado lo costosa y larga que resulta esta última vía.
Y es que en el fondo, no son tan tontos.


domingo, 9 de noviembre de 2008

El Libro de mi edificio


Que nadie se lleve a engaño. El hecho de que haya colocado aquí esta etiqueta de Anís el Mono no quiere decir que todavía me dure la cogorza del fin de semana. La he colocado porque, como dice esa frase del gran Chiquito de la Calzada: "todo el mundo tiene un Libro del Edificio menos yo, que tengo una etiqueta de anís del mono".
Bueno, en realidad yo estoy peor, que no tengo ni eso.
Claro que con otra etiqueta de estas debe andar la promotora-constructora de mi vivienda, pues deduzco que no conocen la legislación en materia de edificación, en concreto, el artículo 7 de la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación, que prevé que "finalizada la obra, el Libro del Edificio será entregado a los usuarios finales del edificio". Por su parte, la Exposición de Motivos del Decreto 81/2007, de 19 de junio, por el que se regula el Libro del Edificio para edificios destinados a vivienda en Castilla-La Mancha, define dicho Libro como "un instrumento que recoge toda la información precisa para conocer en todo momento las características físicas, técnicas y jurídicas del edificio, con una doble finalidad: por un lado, conservar y aumentar su vida útil mediante las instrucciones de uso y mantenimiento, y por otro lado, servir como instrumento jurídico para hacer valer los derechos de los usuarios finales, al recoger las distintas obligaciones que pesan sobre los distintos agentes del proceso edificatorio, siendo de gran trascendencia para conocer la génesis del edificio y del procedimiento constructivo". Establece asimismo el artículo 5 de dicho Decreto que "el Libro del Edificio deberá entregarse por el promotor al propietario del edificio previa o simultáneamente a la entrega de las llaves y en todo caso, antes de la ocupación o toma de posesión de las viviendas".
Pues bien, a pesar de las reiteradas peticiones para que la promotora nos entregara el dichoso libro (así se reflejó también en los tres burofaxes que le envié), ésta sólo respondió por email diciendo que me mandaban "el certificado de final de obra en el que se especifica que no hay libro de órdenes ya que se estravio (sic) en el transcurso de la obra". En resumen: que el Libro del Edificio lo tenían "estraviado" como el diccionario.
Y se quedaron tan anchos. Cuando les aclaré que el libro de órdenes no es lo mismo que el libro del edificio, pues en el primero se recogen una serie de anotaciones e incidencias surgidas durante el curso de la obra, y que luego se integrará como parte de la documentación en el libro del edificio, me respondieron que "sí, que hacía muy buen día, pero que lo mismo cambiaba el tiempo para el fin de semana". Vamos, que dando largas, por no perder la costumbre.
Ojalá nos hubieran dado una etiqueta de anís del mono; por lo menos dispondríamos de más documentación sobre la vivienda de la que tenemos.

domingo, 26 de octubre de 2008

¿Y quien arregla ahora las chapuzas?


Esta es la contestación que recibí de la constructora al último de los burofaxes que le remití (con el dinero que me he dejado en los dichosos burofaxes bien hubiera podido dar la entrada para otra casa).
Como ya he relatado en entradas anteriores, la constructora me propuso un "arreglo amistoso", en el sentido de que reconocía la existencia de desperfectos en mi vivienda y les daba una solución (o mejor dicho, les daba "su solución"), con la condición de que si volvía a aparecer algún otro defecto más en mi casa, se los fuera a reclamar al tío que tiene el puesto de castañas asadas en la plaza del pueblo, porque ellos ya no iban a responder.
Pues bien, a pesar de que rechacé y no firmé su propuesta de "escaqueo" amistoso, la constructora, en un alarde de "buena voluntad", me envió a su personal más cualificado para reparar los desperfectos:
- al albañil de la escalera y del bote de silicona para sellar las grietas (las grietas ahí siguen, pero por lo menos me ha servido para hacer una adaptación de la adivinanza esa que dice ¿en qué se parece un albañil a un bote de silicona y a una escalera?: el albañil y el bote de silicona en nada, y la escalera es para despistar).
- a dos tipos bombeando espuma de poliuretano desde un camión grúa de los que usan los electricistas para cambiar las bombillas del alumbrado público. En lugar de colocar un andamio en el solar colindante, que hubiera sido lo más sensato, aparcaron el camión grúa en la calle y desde allí proyectaron la espuma como pudieron y hasta donde dio de sí la grúa. Resultado: al final cayó más espuma de poliuretano en el patio trasero de la casa que en la pared, de modo que el aislante que me proyectaron tiene la misma capacidad para repeler la humedad que las servilletas de los bares.
- finalmente, un carpintero vino a revisarnos las puertas: nos dijo que dejarían de rozar con el suelo en cuanto encendieramos la calefacción, ya que con el frío las puertas se hinchan, así que no era necesario cepillarlas. Claro, que me va a salir más barato quitar las puertas que tener encedidos todos los radiadores de la casa durante el invierno. En cuanto a un par de molduras que estaban mal encajadas, como el hombre no traía el compresor para la pistola de clavos, decidió también recurrir a la silicona para "disimular" el hueco que quedaba entre la moldura y la pared (con tanta silicona ya no sé si la casa nos la ha construido una empresa de construcción o los de Corporación Dermoestética).
En resumen: la casa sigue teniendo humedades (cada vez que llueve sale una nueva gotera; la pared del salón tiene ya tantas manchas de humedad que bien pudieran pasar por pinturas rupestres como las de las cuevas de Altamira, si no fuera porque una de ellas parece la silueta de Manolo el del Bombo); las puertas siguen rozando en el suelo; las ventanas siguen produciendo charcos de condensación...
Claro que, como dice el abogado de la constructora que algunos de los defectos que indico "son ajenos a la actuación de su mandante", habrá que responsabilizar de ellos a las inclemencias del tiempo. Así que, si la constructora "no tiene obligación de responder"... ¿a quien demandamos? ¿al hombre del tiempo?. Lo malo es que ahora tampoco se va querer hacer cargo de las reparaciones Jose Antonio Maldonado, ya que seguro que alega que está exento de responsabilidad por prejubilación.

viernes, 17 de octubre de 2008

Respuesta al Burofax






Parece ser que conmovida por nuestras reiteradas súplicas para que reparara los defectos de nuestra casa (aunque creo que le motivó más el par de burofaxes que le mandé exigiéndole la inmediata reparación de esos defectos "con apercibimiento de ejercitar las acciones legales correspondientes"), la constructora se dignó en enviarme esta propuesta de arreglo "amistoso" del conflicto que no tiene desperdicio.
Bueno, la verdad es que a la primera página no le puse ninguna pega, pues es cierto lo que en ella se contiene (salvo lo de reconocer que la constructora tenga “capacidad” de obrar, que ahí tengo mis reservas).
La cosa ya cambió cuando llegué al apartado de “Acuerdan”. Al principio me alegré, pues parecía que por fin la constructora daba la cara, reconocía sus errores y se comprometía a arreglar los defectos de la vivienda. Pero el color de cara me cambió cuando comencé a leer el punto segundo, en el que mi aceptación al ofrecimiento de arreglo amistoso de la constructora conllevaba que mi casa ya quedaba “en perfecto estado” y que, por tanto, no volvería a realizar en el futuro ninguna otra reclamación. O lo que es lo mismo: si firmaba su propuesta, me iban a hacer un arreglo chapucero (en su línea), con cuatro “parches” de silicona, y si a los cuatro días volvían a aparecer los defectos, pues que me buscara la vida. Mi primera reacción fue llamar a la constructora y decirle que, puestos a poner cláusulas abusivas, añadieran un tercer punto, en virtud del cual, “al aceptar el ofrecimiento, yo reconocía expresamente que soy el asesino de Kennedy”.
Lógicamente, esta propuesta de “arreglo amistoso” no la firmé, pero me puede venir de perlas para el juicio.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Mi reclamación por burofax





Bueno, pues este documento que acabo de colgar es el primero de los tres burofaxes que remití a mi querida Promotora y Constructora, a la vista de que por las buenas no atendían mis reclamaciones y pasaba el tiempo sin que terminaran de reparar los desperfectos de mi vivienda. Para que luego digan que no les he dado oportunidad de llegar a un arreglo amistoso.
Siempre que comunicaba de palabra los defectos y desperfectos advertidos, la promotora estaba dispuesta a repararlos, diciendo que mañana enviaría a éste, a aquél… pero pasaban los días y por ahí no aparecía “ni Paco el churrero”. Y al final pasa lo que pasa: que uno se acaba mosqueando. Que te das cuenta de que los listos de la promotora lo que pretenden es que pasen los plazos de la garantía para que luego no puedas reclamarles. Y claro, si sólo has reclamado de palabra, a ver como demuestras luego que has hecho esa reclamación dentro del plazo de garantía.
Por eso me recomendaron hacer una lista con todos los defectos y anomalías detectadas, y comunicárselo a la Promotora vía burofax certificado con acuse de recibo. Y ello porque si la reclamación finalmente tiene que seguirse por vía judicial, es necesario acreditar que dichos defectos y anomalías han aparecido dentro del periodo de garantía. Y ese es precisamente el fin del burofax: comunicar fehacientemente al Promotor la existencia del defecto, para darle la oportunidad de repararlo voluntariamente, pero sobre todo dejar constancia de que el defecto ha aparecido dentro del periodo de garantía que le corresponde.

sábado, 11 de octubre de 2008

Ventanas que silban


Una mañana nos encontrábamos plácidamente en el salón de casa cuando de repente … ¡hostias!, ¡alguien se ha colado en casa! Y vaya desfachatez, en vez de hacerlo sigilosamente, se había puesto a silbar. Vamos, que se estaba recreando.
Subimos hacia el dormitorio, de donde provenía el ruido, armados con lo primero que pillamos en el salón por si había que defenderse: mi mujer con un cenicero y yo con el gato. Tras ese rato de tensión que pasamos y después de registrar el dormitorio sin que afortunadamente encontraramos a nadie en él, descubrimos el origen de los silbidos: el aire del exterior entraba a través de la puerta del balcón. Lo gracioso es que la puerta estaba cerrada. Por lo visto, los encargados de la carpintería metálica, por no ser menos que el resto de operarios que pasaron por nuestra casa, también dejaron su “sello”, y ajustaron puertas y ventanas “a su manera“. La verdad es que al principio, eso de que cada vez que hacía un poco de aire la puerta del balcón silbaba, era curioso, incluso divertido: a veces trataba de adivinar la canción que silbaba, incluso he llegado a hacerle los coros. Pero en vista de que esto se hacía ya un poco pesado -sobre todo cuando tienes que dormir-, no tuvimos más remedio que “molestar” a la constructora y comunicarle el hecho. Como siempre, éstos tienen soluciones para todo; nos vinieron a decir, literalmente, que “cuando haga aire, no subáis la persiana”. ¡Menudos cerebros ha dejado escapar la NASA! Sólo les faltó darme un remedio casero infalible contra mi alergia al polen: “cuando llegue la primavera, no respires“.
Les contestamos cortésmente que de buena gana bajaríamos la persiana, si no fuera porque hay un inconveniente: la persiana no baja. Y es que la mayoría de los tiradores de las persianas de nuestra casa están de adorno, puesto que rara es la persiana que no hay que empujarla hacia abajo desde el exterior con la mano para logar que baje. Parece ser, según nos comentó un entendido en carpintería metálica, que al echar el monocapa de la fachada, hicieron presión en los cajones de las persianas, y eso impide que bajen correctamente.
Por cierto, en la parte inferior de la fotografía se aprecia lo bien que nos remataron el rodapié situado a lo largo de la puerta del balcón. Supongo que se quedarían sin adhesivo y estas baldosas las pegaron con saliva.
Lo dicho: ¡unos genios!

martes, 16 de septiembre de 2008

El grifo


Después de un día de juerga, en el que posiblemente se sopló media producción anual de la Mahou y remató mezclando el DYC con el orujo, parece ser que a alguien le surgió una duda existencial, y se planteó si irse a dormir “la mona” o a colocar un grifo. Y desgraciadamente se decantó por la segunda opción. Es la única explicación que le encuentro a la forma en que nos colocaron el grifo de la bañera. Los de la constructora nos dijeron que “no era para tanto”, “que apenas se notaba”. Hombre, en cierto modo tenían razón, porque si entras de noche al baño, sin encender la luz, apenas se percibe la chapuza. Pero mi mujer y yo tenemos el defecto de ser un poco “tiquismiquis” (además de tener la manía de encender la cuando entramos de noche al baño), así que exigimos a la constructora que nos dejaran el grifo un poco más decente. Nos dijeron, como siempre, que tranquilos, que ya avisarían al fontanero. Al cabo de varios meses, viendo que éste no llegaba, decidimos llamar de nuevo a la constructora, no ya preocupados por el grifo, sino por el fontanero, por si se había perdido o había decidido ir a casa dando un giro por Nueva Guinea. Lo cierto es que al final la constructora no avisó a ningún fontanero, y se niega a la reparación diciendo que lo del grifo es culpa nuestra, por “mal uso”. Pues nada, de momento mi mujer y yo estamos solicitando información para hacer un máster sobre “apertura y cierre de griferías en general”.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Una de grietas


He aquí otra muestra del buen hacer de nuestra constructora. Supongo que como todo artista que plasma su firma en un cuadro, la constructora también quiso plasmar su firma en su obra y ahí nos dejó esas bonitas grietas.
No tardamos en hacerles un visita para “felicitarles”, pues además de resultar antiestético, temíamos que de un momento a otro se nos viniera el tejado encima –o abajo, mejor dicho-. La constructora nos dijo que no nos preocupáramos (¡qué novedad!), pues las grietas tenían su origen en que “la casa se estaba asentando”. La verdad es que me sorprendió su respuesta, pues esperaba que responsabilizara de ello a algún fenómeno natural, como un terremoto, o a nosotros mismos, por dar algún portazo.
Tras dejarnos clara la causa de la aparición de las grietas y tranquilizarnos de que la casa no se iba a caer (ahí tenía yo mis dudas), le pedimos que nos solucionara ese defecto, pues las grietas eran muy visibles y antiestéticas.
Tras un largo periodo de ardua labor de investigación y estudio de nuestro problema, la promotora parece ser que dio con una solución, y nos avisó de que enviaría al personal más cualificado para la reparación. A los pocos días apareció por casa un albañil con una escalera y un bote de silicona. En poco más de un cuarto de hora liquidó el problema.
¡Joer! –me dije sorprendido-, ¡hay que ver que gente más competente! Lo que no sé es cómo esta empresa constructora desaprovecha su talento dedicándose a construir casitas, cuando podía estar ganando un pastón restaurando monumentos. ¡Con una cuadrilla de albañiles, cuatro escaleras y una docena de botes de silicona te reconstruyen el Partenón griego en dos horas!
Como es lógico, después de este “apaño”, nos pusimos en contacto de nuevo con la constructora. Les preguntamos que por qué habían hecho esa inversión y ese despliegue de medios tan grande para tapar las grietas, cuando con un poco de “tesafilm” hubiera bastado para sellarlas. Respondieron que lo que habían aplicado era una resina sellante “super-resistente”, que era lo último en el mercado, y que con eso bastaría.
Supongo que dentro de 2.000 años, cuando un grupo de arqueólogos descubra las ruinas del pueblo en el que vivo, se quedarán sorprendidos de lo bien que se han conservado los aleros de una de las casas, se preguntarán qué técnicas utilizarían para que al cabo del tiempo se haya conservado tan bien, y llegarán a la conclusión de que los que la construyeron eran unos genios adelantados a su tiempo. O más bien no.

sábado, 23 de agosto de 2008

Clases de defectos y sus garantías

En primer lugar, y antes de adentrarnos en los pasos a seguir para reclamar a la Promotora por los defectos de la vivienda, es interesante conocer la clasificación de los posibles defectos que podemos encontrarnos en nuestra nueva vivienda, así como las garantías a las que tienes derecho y el plazo de las mismas.

Conforme se desprende del artículo 17 de la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación, se pueden distinguir 3 clases de defectos:

1. Vicios o defectos leves: Se trata de vicios o defectos que afectan a elementos de terminación o acabado de las obras. Suelen ser apreciables a simple vista. Son defectos que joroban al usuario, pero de fácil solución y de bajo coste de reparación para los promotores, por lo que en principio, suelen estar dispuesto a arreglarlos. Ejemplos de ello son: problemas con la pintura en paredes y techos (desconchado, desprendimientos o mala aplicación de la pintura); fallos en la carpintería interior (las puertas y armarios no cierran o cierran mal, arañazos o mala aplicación del barnizado en parqué y puertas); fallos de alicatado; etc. El plazo para reclamar este tipo de daños es de 1 año, a contar desde que nos entreguen la vivienda.

2. Vicios o defectos graves: Se trata de vicios o defectos de construcción que afectan a la habitabilidad del edificio. Suelen consistir en falta del debido aislamiento térmico (lo que provoca la entrada del frío en la vivienda y el consiguiente gasto de energía); ruidos (por una incorrecta instalación de los aislamientos de la vivienda o por la construcción de tabiques de un grosor más delgado de lo necesario); humedades (debido a la falta de aislamiento térmico, al defectuoso sellado e impermeabilización de la vivienda); fisuras (por dilataciones térmicas, mala calidad de los materiales, asentamientos); etc. Estos defectos suelen descubrirse con posterioridad a la entrega de la vivienda, ya que suelen aparecer a los cuantos meses de terminada la obra. Se trata de defectos que, por lo general, son de difícil y costosa reparación, por lo que los promotores suelen engañar a los propietarios diciéndoles que “no pasa nada”, que “es normal”, que “eso desparece con el tiempo”, etc, o bien les dan largas a sabiendas de que la mayoría de los perjudicados terminan por resignarse y aburrirse y no suelen demandar. El plazo para reclamar esta clase de defectos es de 3 años, a contar desde la entrega de la vivienda.

3. Vicios o defectos muy graves: Son vicios o defectos que afectan a la cimentación, los soportes, las vigas, los forjados, los muros de carga, etc, y que pueden afectar a la resistencia y estabilidad del edificio. Es decir, son defectos “ruinógenos”, que pueden hacer que la casa se nos caiga encima, literalmente. El plazo para reclamar estos defectos es de 10 años, contados a partir de la entrega de la vivienda.

jueves, 21 de agosto de 2008

Humedades














Observando las fotografías, a primera vista se diría que se ha obrado un milagro, y que las ventanas de los dormitorios lloran. Fue el pasado invierno cuando se produjo este curioso fenómeno. Mi primera idea fue poner este hecho en conocimiento de Iker Jiménez (incluso me había comprado ya una camisa para salir guapo cuando me entrevistara en Cuarto Milenio), pero mi mujer me disuadió, así que al final optamos por consultarlo primero con un arquitecto.
Éste me hizo ver que más que un fenómeno paranormal, se trataba de una chapuza más de la constructora, debido a la falta del debido aislamiento térmico y a la baja calidad de las ventanas que nos habían colocado (descartando la falta de ventilación, pues las habitaciones se ventilan diariamente). Por eso, cuando la temperatura exterior es baja, se producen condensaciones que hacen que aparezcan esas humedades.
Así pues, dado que la promotora se niega a solucionar estos defectos, y en tanto se dan las condiciones propicias para que crezca moho y otros hongos, pienso aprovechar esas humedades para cultivar champiñones, sin olvidarme de enviar las mejores remesas a los promotores. Para que luego digan que soy rencoroso.

jueves, 14 de agosto de 2008

Tercera Pifia: Pared exterior sin aislante térmico.



Según me han explicado expertos en la materia (sin ir más lejos, mi padre ha sido albañil y tengo un amigo que es arquitecto técnico), las paredes exteriores de las viviendas tienen que aislarse térmicamente. La principal razón de todo aislamiento es el ahorro y el aprovechamiento energético, reduciendo por consiguiente los costes. Y es que el aislamiento es un medio para crear un envolvente térmico para mantener la vivienda cálida, es decir: en un hogar, durante los meses de invierno, el aislante ayuda a mantener la casa más cálida al aminorar el flujo del calor del interior hasta la atmósfera más fría del exterior. Lo normal es que el aislamiento consista en aplicar un aislante en la cámara de aire situada entre el muro de fábrica de ladrillo y el tabique interior.

El aislamiento mantiene, pues, la comodidad y ahorra energía, que es un beneficio para el medioambiente (bueno, y por qué no decirlo, para el bolsillo, al precio que está la luz hoy día).

Pues bien, parece ser que todo esto no fue tenido en cuenta por nuestra constructora. En la primera lluvia que cayó desde que entramos a vivir en nuestra nueva casa, comenzaron a aparecer goteras en uno de los tabiques, justo el que está al descubierto por el exterior y no linda con otra vivienda. Tanto mi padre como mi amigo aparejador, con unos simples golpes en el tabique, me confirmaron que no había cámara de aire; pues de haber existido la misma, los golpes hubieran sonado a hueco.

Comentamos el hecho a la promotora, quien nos contestó que “eso no podía ser”, “que existía una cámara de aire en ese tabique”, que “eso venía en el proyecto”. Pero el caso es que cada vez que caían cuatro gotas, volvía a aparecer una nueva gotera (y gracias que en La Mancha no llueve mucho, si no la pared ya se habría deshecho).

Al final, la promotora se dignó a enviar al arquitecto (mediando burofax por medio, con amenaza de demanda), quien en un informe reconoció la “falta de aislamiento térmico” de ese muro, y nos propuso dos soluciones: o se construía la mencionada cámara de aire o nos aplicaban una especie de aislante proyectado por el exterior de la pared. Dado que la primera de las soluciones resultaba muy costosa tanto para la empresa (económicamente) como para nosotros (muy molesta, pues obligaba a quitar muebles –incluidos los de la cocina- y a marcharnos hasta que la obra no estuviera terminada), acordamos que nos aplicaran el aislante proyectado, condicionándolo a que fuera efectivo y no volvieran a aparecer nuevas humedades, ya que de lo contrario tendrían que construirnos la cámara de aire.

Pues bien, a pesar de ello, la promotora parece ser que nos tomó por tontos y para callarnos la boca, y al paso para ahorrarse en costes, nos arregló el tema del aislante “a su manera”, ya que:

- Según el informe del arquitecto, previamente a aplicar la espuma de poliuretano (joer, que palabro), debían aplicar un enfoscado de cemento para alisar el existente y tapar las fisuras. Según la promotora, no era necesario ese enfoscado, ya que bastaba con la espuma.
-Según el informe del arquitecto, el espesor del aislante proyectado debía ser de 4 cm; la espuma que me proyectaron llegó como mucho, y sólo en alguna zona, a 2 cm (siendo generosos).
-Según el informe del arquitecto, una vez proyectada la espuma de poliuretano, se aplicaría sobre el mismo una especie de pintura impermeabilizante; según la promotora, se aplicó esa pintura, lo que pasa que es “transparente y por eso no se nota”. Debieron ser también “transparentes” los operarios que se encargaron de aplicar la pintura, porque tampoco notamos su presencia.

El caso es que después de este arreglo chapucero, la cosa sigue igual: cada vez que llueve se nos filtra el agua y ahí tenemos la humedad en la pared.

Segunda pifia: Fuga de agua en una tubería


Pues sí, no tardó en aparecer la segunda pifia. Creo que fue al segundo día de mudarnos a nuestra nueva casa cuando los vecinos llamaron a la puerta diciendo que les había aparecido una mancha de humedad en su pared, que daba la casualidad que era nuestra medianera. Iba a decirles que no sacaran conclusiones precipitadas, porque a mí en principio, más que una gotera, me pareció una cara como las de Belmez (la verdad es que la mancha se le daba un aire a Camilo Sexto). Pero no llegué a terminar la frase. Mi mujer estaba señalando con el dedo a una pequeña mancha de humedad justo en nuestro lado de la pared, donde los vecinos también tenían su mancha. En el tiempo que tardamos en preguntarnos de dónde provenía la humedad, la misma se hizo más grande, y amenazaba ya con acercarse al cuadro de la luz.
Llamamos inmediatamente a la constructora, quien nos “tranquilizó” diciendo que “ya mandaría a un fontanero”, “que no podía enviarlo ese mismo día ya que era viernes”, así que, por lo menos “hasta el lunes no podría venir a verlo”.
Gracias a nuestra gran pericia en el arte de la negociación (nos habíamos quedado con la cara de la representante de la constructora y sabíamos dónde vivía y cuál era su coche), conseguimos que esa misma tarde nos enviara no sólo un fontanero, sino también un albañil.
Ya que la mancha de humedad había sido descubierta antes por nuestros vecinos, supusimos que había aparecido antes en su pared, lo que nos llevó a la conclusión de que la fuga de agua causante de dicha humedad pudiera provenir de su vivienda, así que el albañil comenzó a picar en su pared. Después de abrir un boquete, apareció el tubo de la bajante del baño de la planta de arriba, que “aparentemente” estaba bien. Digo “aparentemente” porque faltaba mirar por el otro lado del tuvo, es decir, el que daba a nuestra pared. Así que al final no nos libramos tampoco del boquete, y ahí apareció el “pufo”: el tubo de la bajante del baño tenía un agujero por el cual se filtraba el agua, y de ahí las manchas de humedad.
Al parecer, al hacer la roza para el conducto de electricidad, algún obrero picó accidentalmente sobre el tubo de la bajante. Pero en vez de repararlo (como cualquiera con dos dedos de frente hubiera hecho), el constructor no quiso complicarse y dejó eso ahí a ver si con el tiempo se cerraba solo.
Así que nada, ahí nos tocó estar varios días con un “estético” boquete en la pared por el que asomaba el tubo de la bajante, hasta que al final “se acordaron” y fueron a taparlo y a pintar la pared.
A pesar de todo, me quedó un consuelo: que a esta gente le dio por dedicarse a la construcción y no a la cirugía.

domingo, 10 de agosto de 2008

¿Debo pagar la luz de obra?



Como continuación de la entrada anterior, publico la carta que me remitió el abogado de la Promotora, en la cual me reclamaba el pago de la luz de obra, advirtiéndome que de no pagarla en el plazo "improrrogable" que me concedía, se vería obligado a formular "las acciones legales pertinentes". Por razones obvias, he tachado algunos datos cuya publicación pudiera acarrearme algún que otro problemilla.
Debía suponer la Promotora que cuando leyera la carta de su abogado, me pondría a temblar y acudiría raudo y veloz (o como coloquialmente se dice, "cagando hostias") a ingresarle la cantidad reclamada, para que no me demandara.
A lo mejor es que el hambre de dinero les ciega, o son un poco "corticos" (creo que es lo segundo), pero no sé si se pararon a pensar que no pueden reclamar por vía judicial el pago del consumo de luz de obra, simple y llanamente porque el suministro de luz de obra a una vivienda ya a acabada (y habitada) es ilegal, por varios motivos:

1. El contador de luz de obra es, como su propio nombre indica, para ser usado exclusivamente en la obra. Por tanto, no se puede suministrar con él electricidad a las viviendas ya acabadas.

2. La Promotora no puede entregar una promoción de viviendas si no tiene los servicios de abastecimiento del edificio cubiertos (esto es, luz, agua, teléfono, etc.). Lo que no quiere decir que tenga que tener instalado el contador, pero si, al menos, los medios para poder contratarlos, es decir: la cédula de habitabilidad y el boletín del instalador en el caso del contador eléctrico. Además, el edificio ha de tener los servicios necesarios para poder contratarlos, como son la red de baja en el edificio, y la batería dada de alta para que la compañía suministradora pueda poner el contador sin mas inconvenientes.

3. Nadie tiene por qué pagar una factura que no viene a su nombre. No pueden exigirlo, ya que el contrato está a nombre de la Promotora.

En resumen, no pueden reclamarnos el pago de una cosa que es ilegal: el suministro de luz de obra a una vivienda terminada y habitada. Por poner un ejemplo, y salvando las distancias, es como si un camello demanda a un cliente porque no le ha pagado unos gramos de costo que le vendió.

De momento, han transcurrido unos 6 meses desde que finalizó el plazo "improrrogable" para pagar la luz de obra y de momento parece ser que no han ejercido ninguna acción legal. Veremos qué pasa.

Primera pifia: Luz de obra


Este es el panorama que nos encontramos cuando por fin, y con seis meses de retraso sobre la fecha prevista, nos entregaron la casa.
Resulta que a la Promotora se le olvidó habilitar las viviendas para que la compañía eléctrica pudiera instalarnos los contadores individuales y suministrarnos electricidad, y eso que nada más escriturar fuimos con nuestros boletines a dar de alta la luz.
Así que no nos quedó otra que estar tirando de luz de obra unos cinco meses. Y durante todo ese tiempo, tuvimos que soportar tener ocupado nuestro balcón con ese contador y ese manojo de cables, con el consiguiente peligro que ello suponía, sobre todo en los días lluviosos, en los que rara era la vez que el palé con el contador no caían con el viento al suelo mojado. Y eso no es todo: además no podíamos hacer apenas uso de la calefacción (las casas nos las entregaron en el mes de enero), dado que éramos varias viviendas y la instalación podía "petar". Así que casi teníamos que hacer turnos entre nosotros para encender un radiador.
Pero cuál es nuestra sorpresa cuando un día la Promotora nos cita a todos los vecinos en su oficina ¡para que le paguemos la luz de obra! Vamos a ver: nos entrega las casas sin esperar a que estuviera en condiciones para contratar la luz individualmente (pues parece que tenía prisas para embolsarse un dinerito y dejar de pagar intereses al banco), y encima quiere que le paguemos la luz de obra. Menudo chollo, ¿no?. Naturalemente, le dijimos a la Promotora, muy respetuosamente, que podía irse a "zurrir mierdas con un látigo".
Por cierto, la factura de la luz de los meses de ¿diciembre? y enero que pretendía "endiñarnos" (y con sólo 3 de las 5 viviendas habitadas), ascendía a unos 1.600 euros.
Estuve varios días buscando en los alrededores un parque de atracciones que pudiera habernos pirateado la luz de nuestro contador.

viernes, 8 de agosto de 2008

De qué va esta página

Esta página nace del enfado e impotencia que al que escribe, al igual que mucha otra gente, le produce el desprecio y la falta de competencia de esas Promotoras o Constructoras “waltrapas” que han nacido y han crecido al albor de la burbuja inmobiliaria, que han amasado su dinero a costa nuestra (de nuestros ahorros y endeudamiento con el banco), y que luego, cuando tienen que responder de las chapuzas causadas por su ineptitud (o sus trapicheos para ahorrar en gastos de construcción) se esconden y no dan la cara.

Mi objetivo es plasmar mi experiencia (o mejor dicho, mi mala experiencia) con la empresa Promotora-Constructora de mi vivienda, y al mismo tiempo servir de ayuda, en la medida de lo posible, a otras personas que se encuentren en idéntica o similar situación a la mía y que no saben qué pasos dar ni adónde acudir.

Quizás las pifias y defectos que existen en mi vivienda en la actualidad (pues no descarto que con el tiempo aparezcan otros nuevos), a algunos les parezca una cuestión menor comparadas con las suyas, y posiblemente lo sean (sólo hay que ver las quejas que a diario aparecen en televisión sobre este asunto), pero como ha quedado dicho, mi única intención es tratar de compartir con otros mi experiencia con este tipo de problemas y servir de guía a todo aquél que no sepa qué hacer.Igualmente, animo a todos los posibles lectores a contar sus experiencias, a hacer sus comentarios y a preguntar sus dudas.

Un saludo.

Fer