domingo, 10 de agosto de 2008

Primera pifia: Luz de obra


Este es el panorama que nos encontramos cuando por fin, y con seis meses de retraso sobre la fecha prevista, nos entregaron la casa.
Resulta que a la Promotora se le olvidó habilitar las viviendas para que la compañía eléctrica pudiera instalarnos los contadores individuales y suministrarnos electricidad, y eso que nada más escriturar fuimos con nuestros boletines a dar de alta la luz.
Así que no nos quedó otra que estar tirando de luz de obra unos cinco meses. Y durante todo ese tiempo, tuvimos que soportar tener ocupado nuestro balcón con ese contador y ese manojo de cables, con el consiguiente peligro que ello suponía, sobre todo en los días lluviosos, en los que rara era la vez que el palé con el contador no caían con el viento al suelo mojado. Y eso no es todo: además no podíamos hacer apenas uso de la calefacción (las casas nos las entregaron en el mes de enero), dado que éramos varias viviendas y la instalación podía "petar". Así que casi teníamos que hacer turnos entre nosotros para encender un radiador.
Pero cuál es nuestra sorpresa cuando un día la Promotora nos cita a todos los vecinos en su oficina ¡para que le paguemos la luz de obra! Vamos a ver: nos entrega las casas sin esperar a que estuviera en condiciones para contratar la luz individualmente (pues parece que tenía prisas para embolsarse un dinerito y dejar de pagar intereses al banco), y encima quiere que le paguemos la luz de obra. Menudo chollo, ¿no?. Naturalemente, le dijimos a la Promotora, muy respetuosamente, que podía irse a "zurrir mierdas con un látigo".
Por cierto, la factura de la luz de los meses de ¿diciembre? y enero que pretendía "endiñarnos" (y con sólo 3 de las 5 viviendas habitadas), ascendía a unos 1.600 euros.
Estuve varios días buscando en los alrededores un parque de atracciones que pudiera habernos pirateado la luz de nuestro contador.

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