jueves, 14 de agosto de 2008

Tercera Pifia: Pared exterior sin aislante térmico.



Según me han explicado expertos en la materia (sin ir más lejos, mi padre ha sido albañil y tengo un amigo que es arquitecto técnico), las paredes exteriores de las viviendas tienen que aislarse térmicamente. La principal razón de todo aislamiento es el ahorro y el aprovechamiento energético, reduciendo por consiguiente los costes. Y es que el aislamiento es un medio para crear un envolvente térmico para mantener la vivienda cálida, es decir: en un hogar, durante los meses de invierno, el aislante ayuda a mantener la casa más cálida al aminorar el flujo del calor del interior hasta la atmósfera más fría del exterior. Lo normal es que el aislamiento consista en aplicar un aislante en la cámara de aire situada entre el muro de fábrica de ladrillo y el tabique interior.

El aislamiento mantiene, pues, la comodidad y ahorra energía, que es un beneficio para el medioambiente (bueno, y por qué no decirlo, para el bolsillo, al precio que está la luz hoy día).

Pues bien, parece ser que todo esto no fue tenido en cuenta por nuestra constructora. En la primera lluvia que cayó desde que entramos a vivir en nuestra nueva casa, comenzaron a aparecer goteras en uno de los tabiques, justo el que está al descubierto por el exterior y no linda con otra vivienda. Tanto mi padre como mi amigo aparejador, con unos simples golpes en el tabique, me confirmaron que no había cámara de aire; pues de haber existido la misma, los golpes hubieran sonado a hueco.

Comentamos el hecho a la promotora, quien nos contestó que “eso no podía ser”, “que existía una cámara de aire en ese tabique”, que “eso venía en el proyecto”. Pero el caso es que cada vez que caían cuatro gotas, volvía a aparecer una nueva gotera (y gracias que en La Mancha no llueve mucho, si no la pared ya se habría deshecho).

Al final, la promotora se dignó a enviar al arquitecto (mediando burofax por medio, con amenaza de demanda), quien en un informe reconoció la “falta de aislamiento térmico” de ese muro, y nos propuso dos soluciones: o se construía la mencionada cámara de aire o nos aplicaban una especie de aislante proyectado por el exterior de la pared. Dado que la primera de las soluciones resultaba muy costosa tanto para la empresa (económicamente) como para nosotros (muy molesta, pues obligaba a quitar muebles –incluidos los de la cocina- y a marcharnos hasta que la obra no estuviera terminada), acordamos que nos aplicaran el aislante proyectado, condicionándolo a que fuera efectivo y no volvieran a aparecer nuevas humedades, ya que de lo contrario tendrían que construirnos la cámara de aire.

Pues bien, a pesar de ello, la promotora parece ser que nos tomó por tontos y para callarnos la boca, y al paso para ahorrarse en costes, nos arregló el tema del aislante “a su manera”, ya que:

- Según el informe del arquitecto, previamente a aplicar la espuma de poliuretano (joer, que palabro), debían aplicar un enfoscado de cemento para alisar el existente y tapar las fisuras. Según la promotora, no era necesario ese enfoscado, ya que bastaba con la espuma.
-Según el informe del arquitecto, el espesor del aislante proyectado debía ser de 4 cm; la espuma que me proyectaron llegó como mucho, y sólo en alguna zona, a 2 cm (siendo generosos).
-Según el informe del arquitecto, una vez proyectada la espuma de poliuretano, se aplicaría sobre el mismo una especie de pintura impermeabilizante; según la promotora, se aplicó esa pintura, lo que pasa que es “transparente y por eso no se nota”. Debieron ser también “transparentes” los operarios que se encargaron de aplicar la pintura, porque tampoco notamos su presencia.

El caso es que después de este arreglo chapucero, la cosa sigue igual: cada vez que llueve se nos filtra el agua y ahí tenemos la humedad en la pared.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si la pared es simplemente un tabique yo pondría una segunda por dentro por seguridad y aguantaría las molestias un tiempo lógico, y por el exterior aislaria si no se accede facilmente al aislante ya que es debil mecanicamente,también puedes pedirle el seguro decenal que debe tener el promotor y coger la via legal, si escoges la reparación asegurate que el tiempo de ejecución sea razonble y por escrito y no te engañen otra vez, existe la posibilidad de poner un tabique con piezas grandes que traen el poliestireno pegado a la ceramica si la parte exterior es capaz de absorver un grueso de 10 cm, comprueba que al poner el tabique interior se mantienen las dimensiones utiles de la habitación que sea y que debe constar en el plano que te tienen que haber entregado,si son menores negocia con promotora por incumplimiento del proyecto, o bién que la superficie si se hace la pared por el exterior, la aporte el promotor, en fin suerte algunos son unos piratas

Fer dijo...

Saludos. Disculpa mi tardanza en responder. Lo que pasa es que como las entradas anteriores ya no me aparecen en la página principal, se me había pasado por alto tu comentario.
Tienes razón en eso de que "algunos son unos piratas".Puedo dar fe de ello. En mi caso, la única solución que me ofrecieron fue la del aislante proyectado en la pared exterior, ya que las otras dos que les propuse les parecieron muy "costosas":
- el tabique interior conllevaba la pérdida de metros útiles del salón, escalera, dos dormitorios y cocina (y en este último caso, la inutilidad de parte de los muebles, pues son a medida), con la consiguiente indemnización;
- si la cámara de aire se hacía por el exterior, debían comprar la parte de terreno correspondiente al dueño del solar colindante.
Así que como ves, optaron por la vía rápida, seguramente pensando que me quedaría conforme y no me complicaría la vida llevándolos a juicio. Desgraciadamente, para ellos, soy un inconformista, y he decidido coger la vía legal. Gracias por desearme suerte. Creo que la voy a necesitar.

Anónimo dijo...

Que intriga,que pasó al final?,
yo tengo un caso idéntico,solo que mi astial da a dos patios y veremos como resolvemos esto,ya que no creo que nos autorizen ni a entrar en sus viviendas para arreglar la mía